REVOLUCIÓN

REVOLUCIÓN
"Consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos..."

viernes, 9 de abril de 2021

 

LA REALIDAD COMO HISTORIETA

La lectura de “El eternauta” no había sido planificada de ninguna manera. No sé por qué, ese día, busqué el libro azul que contenía la historia de Oesterheld con dibujos de Francisco Solano López, y me senté a releerla. Desde que mi trabajo me había exigido quemar horas en la “compu”, ya no revisaba mi colección de héroes y villanos de papel que tanto me gustaban y que dormían en un estante perdido de la casa. Ese libro, particularmente, pertenecía a la colección de Clásicos de la Biblioteca Argentina, dirigida por monstruos como Piglia y Tcherkaski con prólogo de Juan Sasturain y eran “imprestables”. Amaba esa colección en la misma medida que la olvidaba. Leer mientras tocaba con las yemas de los dedos la hoja rugosa y amarillenta era un placer inigualable, placer que compartía con el café y las películas de ciencia ficción. La noche invitaba con su frescura y su calma.

Soy un hombre solo. ¡Bah!  solo, es una manera de decir, ya que vivo con mi compañera de vida y mis tres hijos, pero ninguno de ellos comparte mis gustos y mis costumbres. Amo los libros y el cine. Amo las noches y las madrugadas. La soledad, ese lugar tan temido para algunos y tan amado por otros, ha sido mi compañera desde siempre. Pero, como toda paradoja de mi existencia, creo que la clave de la vida se halla en lo colectivo, en lo grupal. Siempre admiré a Oesterheld por esa mirada del héroe colectivo, del héroe en grupo, tan opuesto a los personajes yanquis de las películas en donde un tipo mata a todo un batallón sin sufrir ningún rasguño y se va con la mejor chica.

Esas primeras páginas de “El eternauta” me identificaban notablemente: el trabajo de noche, la soledad, la escritura. También Juan Salvo podría ser yo. Pensé que una posible invasión a nuestro mundo en este momento podría ser fatal, un meteoro chocando la tierra, un virus global…la historia me hizo pensar muchas cosas. No me asombraban los hechos, ya que conocía la historia, me asombraba que lo que estaba leyendo me generara esos pensamientos tan apocalípticos, tan existenciales, algo que no me había ocurrido en las anteriores lecturas ¿Será algo así nuestro final?, divagué.  La madrugada me descubrió llegando casi a la mitad de la historia. Esa lectura era diferente, más íntima, más existencial. Solo me había pasado eso con “El principito” que, leído en tres etapas diferentes de mi vida, me parecían libros tan “distintos”. Este era otro eternauta, me hablaba a mí, me susurraba el valor de la familia, de los amigos, de los vecinos, de los sueños…Suspendí la lectura para dormir un rato, solo por rutina, aunque no estaba cansado. Pronto la retomaría.

Mediodía. Como era habitual, me hablaron para almorzar. No recuerdo que había soñado, pero mientras comía, Paola, mi compañera de la vida, me comentó que en la televisión habían hablado del primer caso de una persona contagiada con un virus nuevo en un lejano pueblo de China. Los canelones restaban importancia a todo comentario en derredor. Asentí con la cabeza por respeto y seguí comiendo. Me encantan las sobremesas pero esta vez quería seguir leyendo a Oesterheld, a quien había dejado en la madrugada. Me dirigí inmediatamente a mi estudio y busqué el libro. La notebook en la mesa me incitó a chequear la noticia que había mencionado Paola, solo por curiosidad, así que la encendí. “Virus nuevo”, “China”, “buscar” …Los portales de todo el mundo hablaban de ese extraño virus el COVID-19, un “virus que se transmite de persona a persona a través de pequeñas gotas de saliva conocidas como ‘microgotas de Flugge’ y que había sido descubierto en un grupo de obreros de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China Central”, rezaban los diarios. Portal tras portal se repetía la noticia: “virus nuevo…China…Wuhan…”. La cosa era importante, aunque China estaba muy lejos de la Argentina, me dije.

Retomé el libro azul y me recosté en sus páginas. Amaba los dibujos de Solano López, que había conocido en la vieja “Nippur Magnum”, con cuyas páginas soñé mi adolescencia en la lectura de la serie “Águila Negra”, grupo de soldados polacos, héroes anónimos y colectivos de la Segunda Guerra Mundial, cuyas peripecias son contadas por uno de sus integrantes ya anciano, Ilia Potocky. Los trazos del viejo Solano López eran perfectos, no dibujaban figuras, dibujaban historias atrapantes y emotivas. Invitaban a una lectura persistente y fiel, sea la historia que fuere. Por esa serie llegué a “El eternauta”.

Batalla de “River Plate”. No soy de River, pero como me hubiera gustado que esa lucha hubiera sido en el “Libertadores de América”. El hincha que llevamos adentro. Leía lo de la máquina de alucinaciones y de forma automática pensé en el poder de los medios de comunicación, en la televisión, en la radio, diarios que distorsionan la información y nos venden anteojos con su sello: vemos “Cascarudos”. La lectura se volvía interesante y comenzaba a amar a Juan Salvo. Paola anuncia la visita de un amigo entrañable. Fin de la lectura, hasta otro momento.

Nuevo año. Enero, febrero. La televisión anuncia nuevos casos del COVID-19 en otros países. Un caso en Brasil. Está cerca. Marzo, martes 3, primer caso en la Argentina. En casa todos comenzamos a pensar según nuestra cosmovisión del mundo: Paola, evangelista activa, comenta que es un castigo de Dios por todo lo malo que el hombre hace con el planeta y con sus semejantes, por tanta violencia; Tomás concuerda con ella. Sofía, más racional, pregunta qué otras pestes grandes hubo a lo largo de la historia. Pienso en la gripe española de 1918, en el ébola del ‘76, la gripe aviar del 2004 o la gripe A de 2009, que son las más recientes. Pero la fiebre amarilla que azotó Buenos Aires entre los años de 1850 y 1870 fueron devastadoras para la población porteña, le comento. Sofía ama la historia. Desea estudiar arqueología, me dice. Pienso en cómo el mundo se convulsiona cuando aparece, cada tanto, algo que sacude la modorra del hombre. ¿Solo las pestes matan?   Pienso en el hombre contra el hombre, pienso en Hobbes: “Lupus est homo homini”. Las guerras mundiales y las pestes actuaron como equilibrios demográficos en otras épocas. Ya no hay guerras importantes, solo quedan las pestes y el desastre ecológico. Sofía comenta que una profesora habló de una historieta escrita en los cincuenta donde una extraña lluvia de aparentes copos de nieve obliga a la gente a quedarse recluida en su casa, porque al salir, esta muere en forma automática. “El eternauta”. Había olvidado su lectura desde diciembre.

Vuelvo a la lectura de Oesterheld y descubro en cada palabra, en cada párrafo un susurro, un mensaje. El aislamiento obligado de Juan Salvo y sus amigos los lleva a reafirmar valores olvidados en el hombre como la amistad, la confianza, la solidaridad o el valor de la vida. Han descubierto que la “Unión hace la fuerza” y que el verdadero héroe, es el héroe colectivo. Leo las escenas y leo mi vida. Descubro que ciertos momentos son irrecuperables. El COVID-19 está entre nosotros. Me detengo a mirar por más de una hora la imagen de mi hija más pequeña Frida: es una realidad su casita del árbol, antigua deuda a mi casi quinceañera hija Sofía. Esta situación ha desarrollado en muchos el deseo de volver a la naturaleza, de ser niños nuevamente. Descubro día a día el valor de un abrazo y la cara más fea de la soledad. Pienso en la nieve sobre Buenos Aires y sonrío. En Buenos Aires nevó en 1918 y en el 2007. Hoy llueve una amenaza microscópica en todo el mundo, en Chaco. Esta novela en historieta me obnubila con sus metáforas, con sus mensajes cifrados, con su poesía. La claridad con que algunas imágenes vienen a mi mente me asusta. La muerte igualadora. Termino exhausto. Me voy a dormir.

26 de abril del 2020. Tercera etapa de cuarentena. Me he gastado las opciones en netflix. He fatigado libros que esperaban su lectura, he dibujado, he pintado y escuchado música. Por mis sueños veo a “Néstor” con su traje de Eternauta. “Nestornauta”. ¿Podremos viajar en el tiempo algún día? Escucho alguna broma de barbijos. Nos han privado de ver la belleza de los labios y los hoyuelos de la cara. El virus ¿mata a las personas o mata las intenciones, los sueños? ¿Están a salvo nuestra felicidad y nuestra tranquilidad? Pienso en Orson Welles y en Orwell, en Arthur Clarke. Los momentos que se escurren lentamente como agua entre las manos. Pienso en “Cosme”, mi viejo, luchando contra un cáncer de próstata, pienso en “Favalli”. A mi viejo siempre le gustó la electrónica. Pienso en “los ríos que van a dar en la mar que es el morir…”, lecturas del profesorado. Me pregunto si esta pandemia no será ni más ni menos que una historieta para adelantar, en forma de metáforas reales, nuestro final. Nos obliga a recurrir al amor, a la amistad, al cariño de los hijos y a la paciencia de los padres ancianos. ¿Será quizá el argumento o excusa de un ser superior que nos tira la oreja por los desastres que cometemos en el mundo? Nos abraza delicada y lentamente con su mano en nuestro hombro para susurrarnos al oído que la vida es otra cosa, no este desperdicio en el que estamos enterrado hasta las botas. Que no somos nada sin la humildad, sin la humanidad.

Juan Salvo. Nombre original si los hay. Da idea de salvación, de predica evangelista. Pero evidentemente Oesterheld avisaba a través de su historieta el destino de sobreviviente que tenemos aquí en la tierra. “Los 100”, una serie de ciencia ficción que me atrapó en estos últimos tiempos, me viene a la memoria. Cien jóvenes que son mandados desde una estación espacial a la Tierra para ver si era habitable después de un holocausto nuclear, ya que en la estación espacial se estaban quedando sin oxígeno. ¿Se nos acaba el “oxigeno”? La verdad que cuando uno piensa en la muerte, el futuro de vuelve difuso, raro. Esta pandemia que nos cruza un azote en el medio de la espalda, bofetada en el medio de la cara, nos está gritando algo importante. Miro los dibujos de Solano López y descubro en sus viñetas objetos interiores cálidos y queridos: las cartas de truco (uno de los pocos juegos de azar que siempre me gustaron, por esa psicología), las calles con sus nombres, el estadio de River, el Congreso, las personas de carne y hueso. Esta lectura me acerca a las cosas queridas, lectura imposible sin la aparición de este virus. Estas páginas y esta cuarentena me han devuelto la vista para ciertas imágenes, que la rutina, las obligaciones y la vertiginosidad de estos tiempos se ocuparon de cegarlas. La verdad no sé si este descubrimiento me vuelve más sabio o más miserable, solo sé que me desarma por completo y me obliga a revisar la rutina de la vida, de mi vida.

Veintisiete de abril. La ciencia ficción me acorrala. “El eternauta”, el COVID-19, desempolvé “La zona muerta” de Stephen King, esta madrugada del 29 de abril pasa un asteroide cerca de la Tierra… ¿Qué película estamos observando? Sonrío y sospecho que la ficción tiene mucho de esto, que no lo es. Por mi cabeza corren ideas, deseos y sueños, agolpándose como chúcaros potros por salir. El tiempo, ese cruel señor que no se detiene, entabla una eterna carrera circular detrás de mi silla. No tengo miedo. Tengo ansiedad. Son momentos en que busco ardientemente ese aleph del que hablaba Borges para ver el mundo en un punto, para percibir la sensación de lo inconmensurable.

Nunca podré entender que fue lo que me llevó a la lectura del “Eternauta”, me pregunto. Lo cierto es que esa inicial lectura marcó un camino de luz hacia las cosas que vendrían. No creerán que comulgo con ideas proféticas, de videntes y demás yerbas, solo digo que tomar el libro no fue deliberado. Hoy lo siento de esa manera. Las batallas interiores son importantes pero las cotidianas demuestran nuestro verdadero valor. Lo demás, lo decide el tiempo.

 

F.M.    18 mayo 2020

domingo, 17 de mayo de 2020

PRÓLOGO A BITÁCORA LITERARIA

 

Pájaros volando en la noche oscura puede llegar a ser una visión brillante y clara, un grito contenido solo descifrable por los caminantes de vigilias  o  expresar con palabras lo nunca antes dicho, de eso, podríamos decir, se trata  la literatura. Ella esconde el arte de decir con sutilezas, con escasas palabras,  con el silencio, aquello vedado a los cultores de lo obvio. Hablar  de literatura es JUGAR  con las palabras, jugar con la magia que encontramos diariamente, en las pequeñas cosas pero relatadas por boca de los dioses. Aun el hecho más insignificante puede tener una carga emotiva que transcienda nuestra imaginación y nos lleve al paroxismo; ya son testigos los simples y profundos versos del poeta Vallejo para hablar sobre el dolor cuando dice:

“hay golpes en la vida, tan fuertes yo no sé…”

o los de nuestra querida poeta Alejandra Pizarnik cuando clama:

     Esta lila se deshoja,

     Desde si misma

     Y oculta su antigua sombra.

     He de morir de cosas así.

En esta interesante y sugestiva antología de escritores pampeños  se  puede percibir  esa magia mencionada  al principio. Nos encontramos de frente, chocamos con obras interesantes y bellas  que detienen momentáneamente nuestro corazón. Se inicia con dos leyendas propias de nuestra región, la del “cebollín” y “La dama del mal tiempo” que son relatadas de una forma interesante por su autora. En la sección lírica ilusionan el poema “Sebastián”: “…se extingue el polen de su aire, en la mañana regada de vientos…”, verso majestuoso, o “…fugitivo al espacio y al tiempoy su alma es mariposa…”, del mismo poema. Magia en estado puro. Es también prometedor el sugerente haiku:

 “Son esos ojos

 Que me miran sin cesar

 Los que yo quiero”

0 este otro:

Ama tu AMOR

Ama tu tristeza.

Busca caminos

Varios  autores recurren a la figura fantástica de la sirena para crear interesantes versos en los que se confunden realidad y ficción.

Esta antología de variados géneros también tiene su parte narrativa y es en ella que descubrimos versiones del mencionado  mito de la sirena tratados desde la ternura, desde lo trágico e incluso desde lo absurdo. También se recurre al juvenil tema de la bulimia, de lo teológico, y de la perplejidad metafísica ante la muerte se llega a indagar en el género “Non fiction” con el relato “Cruel pero verdadero”. Estos saltos internos se matizan claramente con el pensamiento de la  autora Pérez con su visión de la dura infancia chaqueña donde se perciben rumores de una vida conocida y vivida, y la indagación en la dicotomía Ignorancia-imaginación.

La fabula de los loros nos hace recordar a Esopo y la ternura y el aprendizaje primero se patentan en los escritos de la autora Mirta Bakun; es atractivo e interesante el relato rimado sobre las verduras y se cierra la sección narrativa con una prosa poética que alude a los primeros tiempos de la localidad.

Esta variada antología pampeña se cierra con una obra de teatro de marcado fin moralizante titulada “Qué es un pap…papa…nico…lau?”, el claro juego de palabras  se ambienta  adecuadamente en la atmosfera juvenil del drama y no socava para nada el final  “cantado” de la obra.

Es digna de aplauso esta iniciativa literaria que de alguna manera trata de plasmar el sentir de varias generaciones de escritores: aquí están sus sueños, sus miedos, sus fantasías, sus agudos reflejos de una realidad que duele pero que al mismo tiempo aman. Digo que es un enorme placer poder prologar  esta antología de escritores de Pampa del Infierno, escritores y poetas  inéditos, que vuelcan hoy sangre nueva sobre las letras del interior chaqueño, iniciativa no exenta de tropezones pero inundada de ansiedades y del  tan celebrado don de la promesa. Se avizora un porvenir arduo pero no por ello gratificante. Ojalá así sea.

 

                                                                                Prof. Mancilla, Fabián Antonio


martes, 4 de febrero de 2020

HOY SE FUE UN AMIGO...

Febrero 4, 2020. Descubrimos, junto a Paola, que Coco estaba un poco oscuro por la tierra, había que bañarlo. En plena ducha descubrimos que la supuesta hernia que venía arrastrando desde hace unos años, había crecido considerablemente. Nos asustamos por el tamaño, pero después de un corte de pelos excedidos, decidimos llevarlo urgente al veterinario. Coco había estado un poco triste esos días pero nada hacía pensar que la cosa se iba a precipitar tan abruptamente.
Veterinaria. lo revisa, diagnóstico de una posible hernia y a punto de estrangularse. Por un lado nos dejó tranquilo pero por el otro nos preocupó porque había que operar. Calmante y a la casa hasta mañana. Había que esperar un día para la operación. Ya de vuelta en la casa  con Coco, lo vi mareado y débil, lo vi como nunca antes.
Se apaga una luz y se enciende una estrella en el cielo. Allá va mi "Coquito", aquél que supo alegrar por casi diez años esta cansada y vertiginosa vida. Gracias por tu tiempo, por tu fidelidad, por tu paciencia. Porque en cada momento, tu figura pequeña y peluda custodiaba mi sombra cual guardián de una amistad a prueba de balas y gritos; porque en cada noche, cuando me acostaba a descansar,  bajaba mi mano y me encontraba con tus pelos y tu fidelidad, porque al sentarme a almorzar tu mano insistente me solicitaba algo para compartir. Ya te extraño querido amigo, y no ha pasado 24 horas de tu partida. ya estas corriendo con tu melena al viento junto a Peky, Bertoni, Lupe, Salma y la "Cleo", ya juegan juntos en el cielo de los perros, allí donde no existe la envidia ni la maldad, lugar donde creo ningún humano podrá jamás entrar. Me quedo con tus correrías y tu belleza extraña, con la inmensa claridad de tu pequeña figura blanquinegra. Hoy la casa está triste: Frida se levantó sospechando algo, todos recurríamos al silencio y a cubrir disimuladamente nuestras lágrimas. Todos no queríamos aceptar que aquellos dientes tan particulares, herencia de mi querido Peky, ya no aparecerían por los rincones de esta casa tan perruna. Perdón amigo por las omisiones, por los silencios, por la falta de atención muchas veces, por tus pulgas y por mis ausencias de cariño. Se que estás en buena compañía pero mi egoísmo existencial me hace extrañarte desmesuradamente y casi no lo aguanto. Escribo esto y no puedo evitar que mis ojos se humedezcan, perdón amigo.
En el panteón de mis recuerdos ya ocupas un lugar destacado. Coco, el pequeño gran amigo, el compañero inseparable de las tardes ausentes y opacas. En el camino que todos transitamos espero encontrarte rápido para juntos cazar mariposas y soñar con almuerzos y amistades.
                                     04 febrero 2020

viernes, 30 de agosto de 2019


En tiempos en que las alianzas electorales están de moda, me permito recordar (y recordarles desde la Historia) lo que decía el General Perón al sindicalista Andrés Framini allá por 1958: “Mire Framini, todos los pactos políticos se firman de mala fe. Este señor Frondizi firmó un pacto con nosotros y otro, con Aramburu. Tenga la plena seguridad de que este no va a cumplir ni con uno ni con otro”.
                                             Norberto Galasso, “La traición de la burguesía industrial. De Frondizi a Guido” en Cuadernos para la otra Historia.

“De una política para 44 millones se pasó a otra para 44 millonarios…”
                                                                              -Arturo Jauretche-

miércoles, 5 de julio de 2017

LA HISTORIA CÍCLICA, LOS PARARELISMOS HISTÓRICOS, LA PESADA HERENCIA

Por una serie de leyes del 19 de agosto y 28 de noviembre de 1822 la Legislatura de Buenos Aires autorizó al gobierno a tomar un “empréstito” (que no es más ni menos que un préstamo) de cinco millones de pesos fuertes (como se lo llamaba en ese entonces y que equivalía a un millón de libras esterlinas) para construir un muelle y puerto. En 1824 el entonces ministro de hacienda de la Argentina don Bernardino Rivadavia marchó a Londres en 1824 a negociar allí el empréstito con la Casa inglesa Baring Brothers. No lo concertó él, interviniendo en los trámites John Parish Robertson y Félix Castro. El 1º de julio se firmaba el Bono General a favor de la casa de banca Baring Brothers.
El préstamo se obtenía al tipo de 70% es decir, que Baring entregaba solamente 700.000 libras, pero Buenos Aires quedaba obligada por un millón. Además la provincia daba como "garantía", toda la tierra pública, todas sus rentas, bienes y territorio: es decir, quedaba hipotecada totalmente hasta la definitiva cancelación del extraordinario préstamo. Pero no siendo suficiente esta garantía, los acreedores retuvieron cuatro semestres adelantados de intereses y amortizaciones; cargando también sobre el monto a girar las 7 mil libras de "comisión" que correspondían a Parish y Castro, y las 3 mil libras "gastadas" por éstos en los trámites de la operación. En total: Buenos Aires recibiría solamente 560.000 libras, quedando hipotecada por un millón; debiendo girar anualmente 65 mil libras por intereses (6%), y amortización (1/2 %). Que no tenía materialmente de dónde sacarlos.
¿Qué hizo el gobierno con ese dinero? Ni construyó el muelle, ni realizó obras públicas, ni fundó un solo puerto. Tampoco lo empleó en la guerra con el Brasil declarada el 1° de enero de 1826. A los seis días de declarada ésta -el 1 de enero- fundaba un Banco - el Banco Nacional - administrado por particulares con el objeto de "entretener productivamente" el empréstito con préstamos a los propios comerciantes extranjeros.
En 1904 se acabó de pagar totalmente la obligación de Rivadavia. Habían sido abonados 23.734.706 pesos oro por 3 millones realmente recibidos y en papel.
En enero de 1933 parte una misión argentina a Londres presidida por el vicepresidente de la nación don Julio Argentino Roca (hijo). Lo acompañan Guillermo Leguizamón, director de empresas ferroviarias inglesas en la Argentina, Miguel Ángel Cárcano, diputado conservador de fluida relación con el imperio, y Raúl Prebisch, ex gerente de la sociedad Rural. La Argentina se parece a un importante dominio británico diría Leguizamón. El tratado se firma el 1º de mayo de 1933. Los términos del Pacto Roca-Runciman son estos: Se obliga a que los frigoríficos Anglo-yanquis controlen el 85% de las exportaciones de carne, reservándose la Argentina solo el 15% pero para frigoríficos que no persigan propósitos de lucro; se asegura la libre importación de carbón y de otras manufacturas inglesas a la Argentina, así como el trato benévolo a las inversiones británicas y se pacta un empréstito de desbloqueo por 13 millones de libras esterlinas, pero del cual Argentina solo recibirá 3 miillones y medio, pues el resto, el 73%, se destina a compensar utilidades de las empresas inglesas en la Argentina. Algunos indicios afirman que hubo acuerdos secretos como la participación en la creación de un Banco Central Mixto y la coordinación de Transporte de la ciudad de Buenos Aires. Este escandaloso convenio es una de las tantas expresiones de entrega y humillaciones de nuestro país.

El viernes 16 de junio de 2017 aparecía en el boletín oficial del Ministerio de Finanzas a cargo de Luis Caputo los pormenores de una movida económica denominada “Emisión de Bono a 100 años”. La propuesta había sido de los Bancos (HSBC, Citigroup, Santander y Nomura), no del gobierno (primer llamado de atención). La idea afirmó el ministro era brindar un impulso de motivación a los mercados (lo cierto es que si pensamos en engrosar la emisión de deuda solo para motivar a otros sin la seguridad de su efectividad, estamos fritos). Ese fracaso se hizo patente en estos días cuando el MSCI consideró a la Argentina como país “periférico” y no “emergente”. Lo cierto es que los bonos se emitieron por una suma de 2.750 millones de dólares a pagarse en 100 años. La tasa de interés de los bonos es del 7,9%. El ministerio de finanzas dispuso un cupón (premio) de 7,125% sobre el valor nominal del bono. Segundo llamado de atención: los bonos se vendieron por debajo de su valor nominal, por lo que las ganancias a la hora de cobrarlos será mayor. Si quieren sacar la calculadora y hacer cuentas se encontrarán con algunas sorpresitas: el país pagará anualmente poco menos de 200 millones de dólares hasta el año 2.117. Los inversores (los bancos mencionados anteriormente) ganarán anualmente 196 millones de dólares, lo que significa que recuperarán el capital invertido en estos días (solo para motivar al mercado) en el año 2.031. Durante los 86 años restantes se dedicarán a fumarse un puro, tomarse un whisky y gozar de los intereses de este acuerdo. Un país generoso que repite sus errores. Piénsenlo.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Sobre Abelardo…

Hoy es un día lúgubre en mi vida. Se esfuma la posibilidad de conocer personalmente a uno de mis maestros en este difícil arte de la escritura. Con su ida material, Abelardo se lleva solo eso, mi personal y egoísta deseo de conocerlo, aunque me deja mucho más: me deja sus libros, sus pensamientos, sus inclaudicables convicciones y su amor por la literatura. Desde joven leí sus libros y sus cuentos que me acercaban ese mundo de adolescentes llenos de sueños y deseos prohibidos, siempre tenían algo que decir. “La madre de Ernesto”, “El marica”, “Patrón” y tantos otros que revolucionaron mi cabeza al leerlos. Yo quería escribir así. Mi gran referente siempre fue Borges pero con Abelardo sentía que mi escritura se acercaba más a lo posible, a lo real, a lo de la vuelta de esquina. Sentía que sus cuentos al ser buenos y majestuosos, me daban esperanzas ya que mi narrativa tomaba temáticas muy parecidas a las de él. Sentía que al hablar de la traición, de la decepción, de las ausencias paternas, él hablaba de los conflictos existenciales de  todo joven de veintitantos años, hablaba de lo que pasaba por mi cabeza. Los pocos relatos que pude escribir y considero leíbles, tienen siempre ese aroma a Abelardo que me enorgullece. Están a años luz de su prosa pura e inigualablemente poética, pero sé que fueron inspiradas por la lecturas de sus mágicos libros (Las maquinarias de la noche, cuentos crueles, ser escritor, crónica de un iniciado), por esas ansias inocentes e inútiles de acercarme a él. Podrán pasar miles de años y destruirse los libros sobre la tierra pero tengo la certeza que entre los escombros de este mundo desintegrado, alguien asomara su mente para recordar alguna frase o párrafo de alguno de sus cuentos:
“Después pareció haber entendido oscuramente algo, y nos miró con miedo, desgarrada, interrogante. Entonces lo dijo. Dijo si le había pasado algo a él, a Ernesto.
      Cerrándose el deshabillé lo dijo.”

Hasta la vista compañero Abelardo.

miércoles, 8 de marzo de 2017

A PROPÓSITO DEL DÍA DE LA MUJER

Con mi mujer y mi hija hablábamos en la sobremesa sobre la situación de la mujer en estos tiempos ya que el momento y sobre todo el día así lo ameritaban. Jessica, mi hija mayor, me decía que existen algunas mujeres que deciden tener un hijo mediante inseminación artificial pero si descubren que el niño que viene es varón, lo abortan. Feminismo extremo. Eso me llevó a pensar que así como condenamos el machismo en todas sus variantes tampoco deberíamos obviar manifestaciones exacerbadas y violentas desde el otro género. Que quede claro que no hago una defensa camuflada del machismo sino que deberíamos ser justos con todas las actitudes que generen violencia, vengan del género que vengan.
El feminismo exacerbado también es nocivo y no difiere para nada del machismo, solo que no existe en porcentaje escandaloso como el del machismo, y es como si se creyera que el supuesto "sexo débil" no puede ejercer violencia. Convengamos también que esta situación del "Ni una menos" se debe a los casos crecientes en los últimos años  de la violencia contra la mujer, producto de nuestra enraizada sociedad conservadora y machista. El dialogo con mi familia me hacia pensar en muchas situaciones que tuve la posibilidad de apreciar: El clásico "usted" con el que la mayoría de jóvenes del interior llamaban a sus padres, en especial al papá, traía solapada una raíz machista, de dominio y control; la clásica frase: "el hombre trabaja afuera, la mujer en la casa, en la cocina y cuidando niños", y tantas otras que habremos escuchados por ahí. Nuestra sociedad nació machista y los nuevos tiempos y las nuevas visiones todavía no logran doblar esa vara perfecta con que se castigaba solapadamente a la mujer. Pocos, muy pocos, son capaces de reconocer la importancia, la capacidad y el valor de una mujer en hechos y no solamente con palabras. Las estadísticas actuales nos hablan de un alto nivel de prostitución, de bajo empleo femenino, de colegios todavía masculinos, de empleo femenino mal remunerado y tantos atropellos contra la mujer que no nos debería parecer extraño los hechos de violencia que suceden ya que el machismo evidentemente esta latente y disfrazado. Días atrás me enteraba por un chico conocido que el famoso panelista de 6,7,8 , Dante Palma tiene una denuncia de su ex novia, por maltrato. Pero lo que es más llamativo es que yo estaba leyendo un libro escrito por este señor llamado "El gobierno de los cínicos". La verdad me causó un poco de gracia pero a la vez indignación ya que la lectura del libro ya se atrofia, más allá de lo interesante de este. Soy un ferviente admirador de la obra de Simone de Beauvour, de Rosa Luxemburgo, de Alicia Moreau de Justo, de Alfonsina Storni y por sobre todo de la obra y pensamiento de Frida Khalo (en cuya memoria una de mis hijas lleva su nombre), mujeres que formaron en mi el respeto y el equilibrio necesario para verlas como iguales. Mi esposa Paola, más de la mitad de su vida fue empleada doméstica, pero cuando nos casamos lo menos que hizo fue quedarse en casa: salió, aprendió y hoy produce fiestas de todo tipo, llevando sobre sus hombros una mínima formación primaria, situación que ni se nota. La decisiones en la familia, las tomamos en conjunto, sin imposiciones de género. Mis hijas intentan experimentar desde chicas las bellezas de la vida, del arte y del conocimiento; libros nunca les faltará. Lejos de una educación castradora y machista dejamos que elijan, se equivoquen, aprendan. me lo enseñó mi madre Antonia, padre y madre muchas veces. Me lo enseñó la vida, la visión de tantas madres solteras que supieron enfrentar el camino de la soledad, el sacrificio y la abnegación sin un hombre al lado.Me lo enseña día a día mi esposa, mujer arrasadora, soñadora y madre como ninguna, y me lo enseñan mis hermanas (tengo dos) quienes día a día hacen surcos en sus sacrificadas y agitadas vidas.
Escribo no solo por ser ocho de marzo, escribo desde una posición critica ante esta sociedad cada vez más violenta contra la mujer, escribo porque conocí y conozco a mujeres ante las cuales me sentí tan ínfimo y que no merecen la indiferencia, ni el desprestigio, ni la imposibilidad de poder ubicarse por siempre a nuestro lado. Felicidades y gracias.
                          Fabián Antonio Mancilla