REVOLUCIÓN

REVOLUCIÓN
"Consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos..."

miércoles, 3 de mayo de 2017

Sobre Abelardo…

Hoy es un día lúgubre en mi vida. Se esfuma la posibilidad de conocer personalmente a uno de mis maestros en este difícil arte de la escritura. Con su ida material, Abelardo se lleva solo eso, mi personal y egoísta deseo de conocerlo, aunque me deja mucho más: me deja sus libros, sus pensamientos, sus inclaudicables convicciones y su amor por la literatura. Desde joven leí sus libros y sus cuentos que me acercaban ese mundo de adolescentes llenos de sueños y deseos prohibidos, siempre tenían algo que decir. “La madre de Ernesto”, “El marica”, “Patrón” y tantos otros que revolucionaron mi cabeza al leerlos. Yo quería escribir así. Mi gran referente siempre fue Borges pero con Abelardo sentía que mi escritura se acercaba más a lo posible, a lo real, a lo de la vuelta de esquina. Sentía que sus cuentos al ser buenos y majestuosos, me daban esperanzas ya que mi narrativa tomaba temáticas muy parecidas a las de él. Sentía que al hablar de la traición, de la decepción, de las ausencias paternas, él hablaba de los conflictos existenciales de  todo joven de veintitantos años, hablaba de lo que pasaba por mi cabeza. Los pocos relatos que pude escribir y considero leíbles, tienen siempre ese aroma a Abelardo que me enorgullece. Están a años luz de su prosa pura e inigualablemente poética, pero sé que fueron inspiradas por la lecturas de sus mágicos libros (Las maquinarias de la noche, cuentos crueles, ser escritor, crónica de un iniciado), por esas ansias inocentes e inútiles de acercarme a él. Podrán pasar miles de años y destruirse los libros sobre la tierra pero tengo la certeza que entre los escombros de este mundo desintegrado, alguien asomara su mente para recordar alguna frase o párrafo de alguno de sus cuentos:
“Después pareció haber entendido oscuramente algo, y nos miró con miedo, desgarrada, interrogante. Entonces lo dijo. Dijo si le había pasado algo a él, a Ernesto.
      Cerrándose el deshabillé lo dijo.”

Hasta la vista compañero Abelardo.

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