REVOLUCIÓN

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"Consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos..."

miércoles, 5 de julio de 2017

LA HISTORIA CÍCLICA, LOS PARARELISMOS HISTÓRICOS, LA PESADA HERENCIA

Por una serie de leyes del 19 de agosto y 28 de noviembre de 1822 la Legislatura de Buenos Aires autorizó al gobierno a tomar un “empréstito” (que no es más ni menos que un préstamo) de cinco millones de pesos fuertes (como se lo llamaba en ese entonces y que equivalía a un millón de libras esterlinas) para construir un muelle y puerto. En 1824 el entonces ministro de hacienda de la Argentina don Bernardino Rivadavia marchó a Londres en 1824 a negociar allí el empréstito con la Casa inglesa Baring Brothers. No lo concertó él, interviniendo en los trámites John Parish Robertson y Félix Castro. El 1º de julio se firmaba el Bono General a favor de la casa de banca Baring Brothers.
El préstamo se obtenía al tipo de 70% es decir, que Baring entregaba solamente 700.000 libras, pero Buenos Aires quedaba obligada por un millón. Además la provincia daba como "garantía", toda la tierra pública, todas sus rentas, bienes y territorio: es decir, quedaba hipotecada totalmente hasta la definitiva cancelación del extraordinario préstamo. Pero no siendo suficiente esta garantía, los acreedores retuvieron cuatro semestres adelantados de intereses y amortizaciones; cargando también sobre el monto a girar las 7 mil libras de "comisión" que correspondían a Parish y Castro, y las 3 mil libras "gastadas" por éstos en los trámites de la operación. En total: Buenos Aires recibiría solamente 560.000 libras, quedando hipotecada por un millón; debiendo girar anualmente 65 mil libras por intereses (6%), y amortización (1/2 %). Que no tenía materialmente de dónde sacarlos.
¿Qué hizo el gobierno con ese dinero? Ni construyó el muelle, ni realizó obras públicas, ni fundó un solo puerto. Tampoco lo empleó en la guerra con el Brasil declarada el 1° de enero de 1826. A los seis días de declarada ésta -el 1 de enero- fundaba un Banco - el Banco Nacional - administrado por particulares con el objeto de "entretener productivamente" el empréstito con préstamos a los propios comerciantes extranjeros.
En 1904 se acabó de pagar totalmente la obligación de Rivadavia. Habían sido abonados 23.734.706 pesos oro por 3 millones realmente recibidos y en papel.
En enero de 1933 parte una misión argentina a Londres presidida por el vicepresidente de la nación don Julio Argentino Roca (hijo). Lo acompañan Guillermo Leguizamón, director de empresas ferroviarias inglesas en la Argentina, Miguel Ángel Cárcano, diputado conservador de fluida relación con el imperio, y Raúl Prebisch, ex gerente de la sociedad Rural. La Argentina se parece a un importante dominio británico diría Leguizamón. El tratado se firma el 1º de mayo de 1933. Los términos del Pacto Roca-Runciman son estos: Se obliga a que los frigoríficos Anglo-yanquis controlen el 85% de las exportaciones de carne, reservándose la Argentina solo el 15% pero para frigoríficos que no persigan propósitos de lucro; se asegura la libre importación de carbón y de otras manufacturas inglesas a la Argentina, así como el trato benévolo a las inversiones británicas y se pacta un empréstito de desbloqueo por 13 millones de libras esterlinas, pero del cual Argentina solo recibirá 3 miillones y medio, pues el resto, el 73%, se destina a compensar utilidades de las empresas inglesas en la Argentina. Algunos indicios afirman que hubo acuerdos secretos como la participación en la creación de un Banco Central Mixto y la coordinación de Transporte de la ciudad de Buenos Aires. Este escandaloso convenio es una de las tantas expresiones de entrega y humillaciones de nuestro país.

El viernes 16 de junio de 2017 aparecía en el boletín oficial del Ministerio de Finanzas a cargo de Luis Caputo los pormenores de una movida económica denominada “Emisión de Bono a 100 años”. La propuesta había sido de los Bancos (HSBC, Citigroup, Santander y Nomura), no del gobierno (primer llamado de atención). La idea afirmó el ministro era brindar un impulso de motivación a los mercados (lo cierto es que si pensamos en engrosar la emisión de deuda solo para motivar a otros sin la seguridad de su efectividad, estamos fritos). Ese fracaso se hizo patente en estos días cuando el MSCI consideró a la Argentina como país “periférico” y no “emergente”. Lo cierto es que los bonos se emitieron por una suma de 2.750 millones de dólares a pagarse en 100 años. La tasa de interés de los bonos es del 7,9%. El ministerio de finanzas dispuso un cupón (premio) de 7,125% sobre el valor nominal del bono. Segundo llamado de atención: los bonos se vendieron por debajo de su valor nominal, por lo que las ganancias a la hora de cobrarlos será mayor. Si quieren sacar la calculadora y hacer cuentas se encontrarán con algunas sorpresitas: el país pagará anualmente poco menos de 200 millones de dólares hasta el año 2.117. Los inversores (los bancos mencionados anteriormente) ganarán anualmente 196 millones de dólares, lo que significa que recuperarán el capital invertido en estos días (solo para motivar al mercado) en el año 2.031. Durante los 86 años restantes se dedicarán a fumarse un puro, tomarse un whisky y gozar de los intereses de este acuerdo. Un país generoso que repite sus errores. Piénsenlo.